Basado en pruebas empíricas de 16 países, un nuevo artículo aborda la cuestión de cómo los bancos de semillas comunitarios contribuyen al establecimiento de los' derechos, como defined por el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (ITPGRFA). Siga leyendo para ver lo más destacado del artículo.
Los bancos de semillas comunitarios son instituciones valiosas en todo el mundo que ayudan a los agricultores y a las comunidades a recuperar, mantener y aumentar su control sobre las semillas. Aunque han recibido poca atención en la literatura científica y en los círculos políticos, existen como buenos ejemplos de la aplicación de los derechos de los agricultores, un aspecto importante de la Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (ITPGRFA).
Los elementos clave de los derechos de los agricultores, tal y como se definen en los artículos 9.2 (a) a (c) y 9.3 del TIRFAA, incluyen el derecho a conservar, utilizar, intercambiar y vender las semillas y el material de propagación conservados en la explotación; el derecho a proteger los conocimientos tradicionales relativos a los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura; el derecho a una participación equitativa en los beneficios derivados de la utilización de estos recursos; y el derecho a participar en las decisiones, a nivel nacional, sobre cuestiones relacionadas con la conservación y la utilización sostenible de dichos recursos.
El artículo destaca cuatro estudios de caso de Bangladesh, Costa de Marfil, India y Zimbabue para demostrar que los bancos comunitarios de semillas pueden ser una plataforma eficaz para hacer realidad los derechos de los agricultores tal y como los define el TIRFAA y, en algunos casos, en términos más amplios. Pueden ser decisivos para establecer derechos integrales de los agricultores, aunque el grado y la profundidad pueden variar según el contexto nacional. Un logro así no se consigue de la noche a la mañana: se necesita tiempo y esfuerzo para crear un banco de semillas comunitario, conseguir el reconocimiento legal, obtener apoyo técnico y financiero, conectar con otros agricultores y establecer relaciones de apoyo con otras partes interesadas en la agricultura.
Este artículo no sólo tiene mérito científico en campos como la ciencia política y el derecho internacional, sino que también puede utilizarse para lograr un mayor reconocimiento y movilizar más apoyo para los bancos de semillas comunitarios a nivel nacional, regional e internacional. Aunque los bancos de semillas comunitarios han recibido cierto reconocimiento en los últimos años, aún queda mucho por hacer para reforzar su funcionamiento, conectarlos con los bancos de genes nacionales e internacionales y apoyarlos técnica y financieramente. Podemos inspirarnos en los pocos gobiernos que han empezado a apoyar formalmente a los bancos de semillas comunitarios, en particular: Bután, Etiopía, Nepal, México, Uganda y Sudáfrica.